lunes, 21 de julio de 2008

Desde el calor de Roosevelt hasta los sobacos de mi marido... julio llegó y se fue


Hola amigos blogeros, me disculpo con ustedes por no haber escrito antes. Durante este tiempo he estado poniendo en orden varias cosas en mi vida.Este mes ha sido, por ahora, de lo más interesante. Siempre he pensado que el calor tiene un efecto raro en las personas. Les da piquiña en zonas raras, uno sudo hasta dentro del pelo, los ánimos caldeados, los aires no sirven, los chavos no dan y lo que uno tiene es ganas de salir corriendo. Pero muchas veces no se puede, asi pues, que remedio, o te mudas al polo, que cada vez está más caliente, o te acostumbras. Yo por mi parte, como no es una opción mudarme al polo, pués, me he ajustado.Siempre pongo el abanico en la entrepierna, mucho hielo en el cuello, y de 12 a 6 pm, me meto en un shoopng o en un consultorio de un médico. De repente, me he puesto media hipocondriaca calurosa, porque me invento un padecimiento con tal de tener cita y coger aire. Hasta la nena lo disfruta, pues quién no. También me he refugiado en la Lázaro, y en Plaza las Américas, hasta en los supermercados.En fin, alternativas hay. Las pasadas dos semanas no pude escaparme mucho del calor porque entre la mudanza(ohhh yeahhhh), el bautismo y otras diligencias me ha cogido el rubio. Pues que se va a hacer.Lo único que le digo es que este calor es como las contracciones...joden con cojones, pero pronto se van...para luego volver y joder más todavía hasta que se acaban(cuando pares o llegue el otoño en el caso del calor,,capice!!).

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