domingo, 12 de julio de 2009

Lecciones veraniegas para todo momento


Estaba con Lyanette los otros días tratando de que se vistiera. De repente, me dieron una ganas de orinar de esas que solo dan cuando David patea la vejiga de manera repentina(quizas por aburrimiento, quizás por incomodidad, no lo sé), así que bajé a la flaca al piso.Cuando vuelvo, ella estaba tratando de ponerse unas chanclas mete dedo que le compré, pero que aún le quedan grande. Así que trataba, metía el pie, y al dar el paso, 'TOMA', se reventaba contra el piso. Intentó como tres veces, y a lo último se encojonó tanto que tiró con furia las chanclas al hamper y empezó a llorar encabronaísima. Yo,que me estaba guillando todo el show, la cargué, le di una tetita mientras le enseñaba,con chancla en mano, que le quedaba muy grande aún y que pronto , cuando fuese más zapatúa, podía calzarlos. Ella se rió hasta con sus recién salidas muelas...entendió.Entendió que a veces nos desesperamos por atrazar el tiempo o por adelantarlo y que al ver nuestra impotencia, decidimos desechar el presente. Es más lógico dejar en los recuerdos el pasado(aquel zapato que no me sirve no volverá a hacerlo jamás...así que mejor lo regalo), en las ilusiones el futuro(el que me queda grande lo guardo para después, pero tampoco me obsesiono con él, ya llegará su tiempo), y el presente me lo engrincho encima con todo orgullo, aunque este un poco gastada la suela, si total, es lo único verdadero que tengo, para que no aprovecharlo.